La palabra «karma» se traduce del sánscrito como «acción». Pero es importante entender: la acción no ocurre solo a nivel físico. Actuamos con emociones, pensamientos y, así, creamos nuestra realidad. Nos convertimos en lo que hacemos. Por eso, nuestra existencia está estrechamente ligada a los procesos kármicos.
Puedes aprender más sobre esto estudiando tus contornos, que son un camino único del alma, relacionado con la fecha de nacimiento y el prarabdha-karma. Todo lo que sucede mientras hay «acciones», inevitablemente genera karma.
¿Qué es el karma?
El karma es como una moneda con dos caras, donde nosotros mismos determinamos qué es bueno y qué es malo para nosotros. En realidad, el karma es neutral. No es más que la ley de causa y efecto: cada acción genera su consecuencia. Nadie nos castiga, pero somos completamente responsables de lo que creamos.
Darse cuenta de esto trae comprensión: la causa de todos los eventos está en nosotros mismos. Algún día, al alcanzar un profundo crecimiento interior, comenzaremos a ver las conexiones ocultas que forman los resultados de nuestras acciones. Y entonces podremos manejar no solo las circunstancias externas, sino también los aspectos más sutiles: pensamientos, intenciones, energía.
En el karma no hay ni misticismo ni religión.
Karma y religión
Las semillas y los frutos están indisolublemente unidos. ¿Acaso se puede llamar al fruto un castigo? No, es simplemente el resultado de la siembra. Lo que siembres, eso cosecharás. Todo a nuestro alrededor es energía, incluidos nosotros. Y si somos seres energoinformacionales, lo que emitimos es lo que atraemos. Este principio es fácil de entender con el ejemplo del agua, que en promedio constituye alrededor del 60% de nuestro cuerpo. Los experimentos muestran cómo la intención y las vibraciones influyen en su estructura.
Si eliges vibraciones bajas, tu lugar está en los mundos de baja frecuencia, en la Nav. Este es el resultado de tu elección y del estado correspondiente. Si, por el contrario, aspiras a vibraciones altas, se abrirán para ti mundos más puros y luminosos: Yav, Prav, Slav. Sin embargo, la sola intención no es suficiente; para que esto se convierta en realidad, es necesario vivir en armonía con esta elección, seguirla y fortalecerla a través de tus acciones.
En cualquier situación confusa, simplemente sigue desarrollándote.
Es el crecimiento, la conciencia y la elección de una alta frecuencia de vida lo que abre el camino a nuevas cumbres.